SINOPSIS. El capitán John H. Miller (Tom Hanks), comandante de la Compañía C del 2 º Batallón de Rangers, y los soldados a su mando desembarcan en Normandía en el Día D en la playa Omaha, desbaratando las defensas alemanas de búnkers y nidos de ametralladoras que defienden la posición. Conseguido el éxito en esta misión, se conoce la triste noticia de que una madre estadounidense ha perdido a todos sus hijos en la guerra excepto a uno, James Francis Ryan (Matt Damon), cuya búsqueda se le encomienda al capitán Miller y a sus hombres, lo cual les envuelve en una aventura de lo más peligrosa.
LO MEJOR DE LA PELICULA. Mucha gente opina que nos encontramos ante la mejor película bélica de la historia. Aun sin compartir tal extremo se hace difícil negar que nos encontremos ante una de las mejores del género. Su punto fuerte, entre otros, reside en el constante dinamismo, con unas secuencias de acción dispersas a lo largo de la película, hecho que, unida a una trama más o menos interesante, contribuye a mantener en una permanente atención al espectador y que hace que las casi tres horas de metraje no sean en ningún momento pesadas en exceso. El vestuario, incluidas la exhibición de armas ligeras, y la ambientación general, sobre todo en la escena del desembarco, tampoco tienen desperdicio.
A este respecto hay un extremo que resulta controvertible: ¿es la de “Salvar al soldado Ryan” la mejor recreación del desembarco de Normandía? Podría serlo perfectamente. No obstante la recreación está, a mi parecer, demasiado concentrada en un sector concreto de la playa Omaha, y no sería despreciable darle una visión menos centrada en Miller y sí un enfoque más general al estilo de “El día más largo” que, salvando las diferencias técnicas, consigue darle un enfoque más global y con mayor perspectiva histórica.
LO PEOR DE LA PELICULA. Sin duda alguna el excesivo patriotismo que rebasa lo aceptable en muchos tramos del metraje. No es una afirmación gratuita ni algo de lo que uno se vaya percatando al paso de los minutos sino que ya la primera imagen de la película resulta significativa: una bandera estadounidense ondeando a toda pantalla. Ello nos anticipa lo que las siguientes tres horas nos van a ofrecer: soldados americanos matando alemanes, por momentos, al más puro estilo John “Rambo”. Este dato se ve refrendado por un final al uso con un “séptimo de caballería” representado en la que la aviación americana que in extremis solventa la situación y pone casi término al film. También puede añadirse a este propósito la desconsideración para con los soldados alemanes que aparecen deshumanizados y malvados. Se hecha de menos alguna muestra de aquellos como verdaderos soldados con su lado humano, como el propio Spielberg haría después en “Hermanos de sangre”.
COMPARACIÓN. Desde una perspectiva histórica puede decirse que “Salvar al soldado Ryan” no tiene parangón en muchos de los episodios que recrea, sobre todo si uno tiene en mente la escena del desembarco y al margen de errores técnicos. La puesta en escena de ciudades ficticias, como Ramelle, desdibuja un tanto el enfoque tan real como histórico de las recreaciones escénicas.
Por otro lado, en cuanto a la temática no es nada innovadora, sino todo lo contrario. Lo que este film hace es retomar el clásico argumento de la encomienda de una difícil misión tras las líneas enemigas para conseguir un peligroso objetivo al que Spielberg adereza unos cuantos elementos como modernas escenas de acción, material bélico de primera, etc. para mejorar el resultado final. Pero el argumento, como digo, es en sí sencillo y se ha utilizado para recrear otros avatares de la contienda en películas como “Ataque Fuerza Z”, “El gran rescate” o, en el mismo frente occidental, “El desafío de las águilas”, por ejemplo. Pero la superioridad de “Salvar al soldado Ryan” es manifiesta por la espectacularidad de sus escenas.
HISTORIA. Es preciso señalar que a este respecto puede analizarse en este film una historia con minúsculas (la recreada en el soldado Ryan) y la Historia con mayúsculas (el Día D), si se me permiten ambas expresiones.
Por lo que hace a la historia de Ryan, sobra decir que se trata de un personaje ficticio, así como el personaje de Miller y demás sujetos. Pero la película se basó en una historia real: la historia del sargento Frederick Niland. Paralelamente a Ryan, perteneció a la 101ª Aerotransportada y fue desperdigado por el norte de Francia. Y ahí termina la analogía de vidas prácticamente. Niland se entera por el teniente coronel Francis Sampson de la muerte de sus hermanos, hecho por el que vuelve con su unidad y luego regresa con sus padres a Nueva York, resultando que uno de sus hermanos no había muerto sino que era prisionero en el Lejano Oriente, siendo repatriado con posterioridad.
En lo referente a la Historia general hay que señalar que los hechos no son exactos a la realidad. Así en el film parece que la toma estratégica la playa fue cosa de unas horas en el sector Omaha, pero lo cierto es que la toma de la cabeza de playa fue muy costosa en dicho sector, sobre todo para la primera oleada de desembarcos que sufrió numerosas bajas. Y ello a pesar de que las unidades alemanas en la retaguardia no reaccionaron automáticamente dado que la orden de atacar en caso de desembarco aliado dada por el general Speidel, al mando del Grupo de Ejércitos B de Rommel, no fue recibida por las unidades, hecho que determinaría, como afirmaba el propio Rommel, que los Aliados fuesen de nuevo “arrojados al mar”. Es cierto, curiosamente, que el propio Hitler había estado planificando el desembarco hasta altas horas de la noche, lo cual no le permitió estar apresto para la madrugada del día 6 de junio (momento del desembarco) como también es cierto que él mismo, por asesoramiento del general en jefe Rundstedt, creía que aquello no era más que una maniobra de distracción y que el desembarco se produciría en Calais. Sin embargo, el hecho de la conquista de la cabeza de playa no se debió a tal conjetura sino a que, por cuestiones del destino, la comunicación de la orden de ataque, no fuese recibida por las pertinentes unidades. Este hecho, fruto del azar, inquietó a unos soldados deseosos de defender su territorio como el cabo primero Hammel, perteneciente a la sección expedicionaria de la 21º División Panzer quien constató que, especialmente en aquellos momentos, “la falta de actividad era molesta para quienes éramos siempre la punta de lanza”.
De todos modos, el destino de la guerra no se jugó, como se pretende a nivel general, en el Día D sino que los movimientos decisivos de la contienda se jugaban en un terreno muy distinto y muy lejano donde los mejores estrategas, los mejores blindados y, sobre todo, las mayores preocupaciones estaban en juego, esto es, en el Frente Ruso, frente en el que la batalla de Stalingrado, a la postre punto de inflexión de la Guerra , ya había sido disputada. De hecho, los soldados angloamericanos, además de polacos, canadienses y de otras nacionalidades, combatieron contra divisiones que en muchos casos eran retiradas de aquel frente para el occidental.
APARTADO TÉCNICO. Es un aspecto sobresaliente. Hay que señalar que esta película gozó en su día, a diferencia de otras con menos recursos, de un enorme presupuesto para su realización (90 millones de dólares), hecho que, no obstante, es de agradecer a la vista del resultado a pesar de los errores que luego se verán.
Lo más señalable en este apartado es el amplio muestrario de armas ligeras que aparecen en la película. De este modo podemos observar en el bando aliado un catálogo de armas que van desde el fusil de francotirador Springfield 03 que porta el soldado Jackson (Barry Pepper), el subfusil Thompson (Tommy) de Miller que aparece ampliamente entre diversos personajes, aunque no tanto como el M1 Garand, que utilizan (con su característico “ping” de final de cartucho) la mayor parte de los soldados; también hace gala el film de espectaculares imágenes de la ametralladora Browning M1919. Por el lado alemán la terna de armas no es menor ya que vemos diversas ametralladoras mayoritariamente MG42, perfectamente visible tras la toma de la colina del radar, aunque también alguna difusa MG34; cuadro de armas alemán que se completa con algún Mauser, Schmeisser o incluso un Panzerfaust cuyo empleo no llega a apreciarse. Es muy gratificante la ausencia de grandes errores en este sector, por lo menos en la medida de no colocar las armas en las manos que no corresponden.
En lo referente a armas pesadas, los blindados que pueden verse son cualitativamente diversos. Pueden verse diversos Sherman, Tiger I, vehículos blindados SdKfz 251 y, a modo de curiosidad (por su escasa presencia cinematográfica) un ejemplar de la motocicleta semioruga SdKfz 2. Al respecto de ellos se comentarán posteriormente sus deficiencias. No obstante, una carencia del film, no un error en sentido estricto, es la nula aparición de aviones en el cielo normando (salvo la “traca” final) cuando la fuerza aérea aliada tenía prácticamente el monopolio del mismo.
ERRORES. La tendencia general es a afirmar que se trata de una película perfecta (se habla de la “magia de Spielberg”) en términos de técnica, táctica y estrategia militar. Es en este punto donde el título de mejor película bélica de la historia, se tambalea para la obra Spielberg. Y es que a pesar de la gran documentación que existe tras “Salvar al soldado Ryan” el trabajo técnico se le vino un poco grande de talla a su equipo. No puede negarse que sea una película en cuanto a la labor que se supone tras ella pero peca de ambición y, pretendiendo rizar el rizo, revela errores técnicos, tácticos e históricos. Como digo, una buena película (no hay más que ver la susodicha escena del desembarco), pero veamos pues, para quienes discuten, algunos ejemplos de tales errores.
- El Tiger I. Se habla mucho y bien de la “magnífica” recreación del Tiger de “Salvar al soldado Ryan”, y de hecho, analizándolo en sus detalles, denota la existencia de un buen trabajo documental sobre todo teniendo en cuenta que no es fácil conseguir uno. A pesar de lo espectacular que pueda parecer su aparición, este hecho no es para nada innovador dado que la recreación es idéntica, en lo bueno y en lo malo, a la que aparece en todo un clásico como es “Los violentos de Kelly”, ya en 1970. El elemento de la novedad queda desvirtuado pues. Sin embargo, el Tiger de Spielberg revela datos interesantes. El número de serie del mismo, el 131, nos muestra que para la recreación se basaron en uno de los Tiger de la 1ª Compañía de la Schwere SS Panzer Abteilung 101 que, efectivamente combatió en Normandía con ese blindado. En alguna de las tomas se pueden apreciar el faro central Bosch y el visor binocular, propio de los Tiger menos modernizados con los que contaba, así como, de modo fugaz, la enseña consistente en dos llaves cruzadas rodeadas de hojas de roble propias de esta unidad de las SS. De hecho, en el ficticio pueblo de Ramelle, vemos como los hombres de Miller combaten contra unos hombres con uniformes característicos de las SS. A pesar de ello la recreación es en sí bastante tosca para los medios de que dispusieron (al menos no mejor que la de “Los violentos de Kelly”), pues el mantelete de la torreta y el frente del blindado son demasiado anchos así como la apertura del visor para el conductor, que es exageradamente espaciosa y abierta. El tamaño es objetivamente escaso al construirse sobre la base de un tanque ruso T-34, hecho que resulta palpable en las ruedas y en las cadenas: no se observa la doble rueda del Tiger y el tamaño de la cadena es manifiestamente más estrecho y carece del taco en V y la disposición inversa propia de aquellos. Otro error reside en el hecho de que el otro Tiger que aparece, cuyo número de serie es el 232, es un calco decorativo del primero y por ende no sólo hereda los defectos del anterior sino también las características técnicas de aquel, lo cual es en sí un error ya que el número de serie indica que, de haber pertenecido a aquella unidad, su fabricación es muy posterior a la del primero, hecho que implica unas particularidades propias (doble faro, visor monocular, llantas de acero acolchadas, etc.).
- El Marder II. En el film aparece un ejemplar de anticarro Marder II, el cual incorpora a la película dos defectos con su presencia. La primera de ellas es que afirmar que se trata de tal modelo es una verdad a medias dado que la parte inferior del ejemplar de la película es de un Panzer 38t, sobre cuya base nunca se construyó el Marder II y sí el Marder III; pero la parte superior del modelo de la película es inequívocamente del primero. El segundo error es más simple: una tara característica del Marder II es que sólo podía variar en un diez por ciento el grado de inclinación de su cañón; sin embargo en una escena consigue, desde el pie de un campanario, acertar en la cumbre del mismo en la que se encontraban Jackson y Parker a unos 50 o 60 metros de altura.
- Daniel Jackson es el francotirador. Este personaje acumula, por sí mismo, una serie de errores cuando menos llamativos. En primer lugar son exageradas sus facultades como tirador. Así, por ejemplo, en el momento en que sorpresivamente el soldado Caparzo (Vin Diesel) resulta abatido, Jackson acierta a saber sin apenas echar una ojeada la distancia, ubicación y características del francotirador alemán. En esa misma escena vemos como Jackson regula su Springfield para abatir al tirador alemán y apenas tocando el visor (sin regular la elevación, ni tener en cuenta la compensación del viento ni otras medidas) acierta de lleno en la cabeza de aquel, hecho que, si lo que se pretende es un disparo mortal, es imposible si no es de pura suerte habiendo regulado el arma de modo tan somero; como curiosidad, cabe señalar que el visor de su fusil que se observa no fue incorporado a los fusiles americanos hasta mediados de los sesenta. En segundo lugar, incurre como francotirador en el clamoroso error de ubicarse en el campanario ante la ofensiva alemana sobre Ramelle, lo cual estaría bien como observador, pero no obstante permanece allí a pesar de que la cima de un campanario será, por lógica táctica, el primer lugar en el que sospechen los enemigos de su presencia. Pero los alemanes entran en la población sin tenerlo en cuenta y tardan lo que no está escrito en darse cuenta de la presencia del francotirador americano en la ubicación más simple. Obviando el hecho de que consigue huir del fuego cruzado de dos ametralladoras alemanas creo que todo puede resumirse en una frase del propio sujeto que resume perfectamente sus dotes divinas: “Yo creo que Dios me dio un don especial al convertirme en un instrumento de guerra”.
- El fusil M14 del sargento Horvarth que en determinadas escenas le vemos portando, no aparecería hasta 1957, siendo ordinario en guerras como la de Vietnam.
- Un error de corte histórico lo vemos en la invención de datos en el relato de Miller al Coronel Anderson en el que afirma haber acabado con el regimiento 346º de Infantería de von Luck. Y es que el propio coronel von Luck detalla en su obra “Panzer Commander” como ninguna de sus unidades entabló combate hasta prácticamente dos días después del desembarco por las circunstancias arriba comentadas y que en las horas siguientes a tal desembarco sus unidades se encontraban ubicadas entre Caen y Troarn a la espera de órdenes.
- El soldado Mellish (Adam Goldberg), en cierta escena, increpa a través de su condición de judío a los soldados alemanes de la Wehrmacht cuando es posible que alguno de ellos también lo fuera. Es un hecho que la presencia de judíos en el ejército alemán no fue precisamente extraordinaria.
- En cierta escena vemos a los formantes de la misión de búsqueda de Ryan caminando de noche por la cumbre de una colina con sus perfiles dibujados por la luz de las bombas al explotar: una escena tan bonita como imprudente (en términos de técnica militar) atractiva para cualquier alemán que los pusiese en su punto de mira.
- El Tiger que avanza sobre el puente está desmantelado antes de ser atacado por aire.
- Si bien es cierto que el capitán Miller planifica la defensa de Ramelle, ello no quiere imperativamente decir que exista una táctica militar pues el juego de la táctica sólo tiene sentido cuando el contrario tiene la suya propia y es obvio que en el film los alemanes operan anárquicamente y sin sentido ninguno. De hecho se adentran en Ramelle no sólo sin temer al campanario sino que no comprueban ni el primero de los edificios, circunstancia que origina la emboscada en la que se ven envueltos.
PARA QUIEN. Público en general sin espectadores de ningún tipo específico. Quienes disfruten del cine bélico con altas dosis de acción y espectacularidad en la recreación escénica, tienen en “Salvar al soldado Ryan” una joya para añadir a su videoteca. Alto valor documental, no tanto histórico, sino como fiel reflejo de las condiciones de la guerra. Película obligatoria para quienes hayan disfrutado de la saga “Hermanos de sangre”.
VALORACIÓN. No puede dejarse de señalar como aspecto final el papel clave del cabo Upham, y su visión de la guerra. El aporte de un personaje distinto, de una visión alternativa frente al resto de soldados homogéneos en su forma de ver la guerra le da una dimensión diferente al film, sobre todo en ese constante dilema del cumplimiento del deber por oposición a la razón, conflicto que Upham vive y sufre como ninguno.
Las deficiencias técnicas, aunque parezcan muchas y variadas sólo son señaladas a efectos de contestar a los más radicales defensores de la película en cuestiones técnicas pero en el balance general hay que poner de relieve que en términos cinematográficos la factura general es excelente y meritoria de muchos de los elogios de los que recibe. Es por ello que, en todo caso, es acreedora de un puesto en lo alto de la clasificación.