¡BIENVENIDOS!

BIENVENIDOS. Gracias por la visita y por los eventuales comentarios, que serán contestados con la mayor prontitud posible. Las películas se irán añadiendo a la clasificación progresivamente. También se añadirán al listado alfabético.

martes, 15 de febrero de 2011

EL HUNDIMIENTO (DER UNTERGANG)


SINOPSIS. Berlín, 1945. A partir de la secretaria personal de Adolf Hitler, Tradl Junge (Alexandra Maria Lara), cuya elección personal marca el inicio del film, vemos el transcurrir de los últimos días del Tercer Reich en la Batalla de Berlín ante la ofensiva del Ejército Rojo. Alrededor de la figura del Führer alemán y en el ambiente del Führerbunker se van sucediendo los acontecimientos al tiempo que los soldados alemanes luchan por lo que queda de su capital y por cumplir su deber.


LO MEJOR DE LA PELÍCULA. Película soberbia en todos los aspectos, en muchos de ellos llega a alcanzar un grado de excelencia sobresaliente. El trabajo documental, el vestuario, la fotografía, el trabajo de cámara (con secuencias en las que se recorre casi subjetivamente el búnker), el guión, la banda sonora, etc. son puntos fuertes de “El hundimiento” que merecerían un espacio en este apartado. No obstante, y sin que sirva de precedente, pueden señalarse dos cuestiones que elevan a la película de Oliver Hirschbiegel al Olimpo del cine bélico dado que tanto en aquellas cuestiones anteriores como las que ahora siguen el resultado es de lo más logrado que se ha visto en el género.


La primera de ellas es la ambientación. Es cierto que puede parecer que la película se limita a reproducir la claustrofóbica sensación del interior del búnker combinado con algunas escenificaciones exteriores de la Berlín destruida de 1945, lo cual se consigue de forma espectacular. Pero los productores supieron implementar su trabajo y dar un paso hacia un resultado más impresionante si cabe. Así, es imperativo mencionar la ambientación sonora que adereza a la ya de por sí lograda ambientación escénica: vemos como el sonido de la artillería rusa golpeando la capital alemana, que inicia el núcleo central de la trama, no sólo se mantiene constante sino que a lo largo del film nos acompaña tanto dentro como fuera del búnker, aumentando gradualmente la fuerza de su golpeo, haciendo que el espectador pueda hacer suyas las sensaciones de las personas que habitaban el búnker.

En segundo lugar, no puede obviarse lo superlativo del reparto. Todos y cada uno de los personajes se reproducen de un modo soberbio. Empezando por el mismo Hitler, representado por un contundente, insuperable y trabajado papel de Bruno Ganz, pasando por una terna de personajes como los Goebbels, M. Bormann o el general Weidling, hasta llegar a Tradl Junge, cuyo papel da origen a la trama. Me permito destacar algunos de los personajes que obran en el muestrario de este film con independencia de lo que luego se pueda decir en otros apartados.

Adolf Hitler- Bruno Ganz. Majestuoso papel el realizado por este actor suizo hasta tal punto que llega a sustraer el a priori protagonismo de Tradl Junge. La nota diferencial respecto de otras representaciones de Hitler, como la de Anthony Hopkins en “El búnker”, es que a pesar de tratarse de actuaciones logradas, se limitaron a conseguir imitaciones de Adolf Hitler, mientras que Ganz consigue interiorizar de una forma notable al líder alemán, haciendo creíble su personaje, presentándolo de forma realista y obviando esa visión de Hitler, tan propia de otros filmes, como un demonio personificado y como un botarate que cada vez que habla parece que cae en el paroxismo dialéctico (por no mencionar el logrado acento austriaco en la versión original). Le da, en suma, una impronta más real y humanizada lo que, aunque le valió numerosas críticas, es de agradecer en ese carácter objetivo que Hirschbiegel pretendió y más aun para quienes disfrutan del cine bélico más puro y la Historia en general. Bruno Ganz, además, toma perfectamente nota de las enfermedades que padecía Hitler en aquel entonces, de las que, por ejemplo, Hopkins exagera algunas y yerra en otras. En “El hundimiento” podemos ver cómo Ganz hace suyo el Parkinson del que adolecía Hitler a través del notorio temblor de su mano y el ligero arrastre de su pierna izquierda. Quizás pesa demasiado el correctismo político en su papel pero, por lo de pronto, y mucho por haber tomado nota de sus predecesores y aderezar alguna secuencia histórica (como la de entrega de medallas a los jóvenes defensores de Berlín), es de lo mejor que, en cuanto a Hitler, ha parido el cine bélico contemporáneo.

J. P. Goebbels- Ulrich Matthes. Genial en su papel, aunque con una representación poco marcada para lo que el Gau significó en los últimos días del Tercer Reich. Con una omnipresencia física, a la hora de tomar la palabra sus intervenciones son escasas más aun si tenemos en cuenta que, en lo que a la política interna se refiere era, junto a Bormann, la máxima cabeza visible y como en su día dijo William Dodd, embajador norteamericano en Alemania, “el más inteligente de los jerarcas nazis y maestro supremo de la oratoria”. No obstante, por momentos se le muestra como obstinado y radical en su quehacer, lo cual desluce mucho el papel de Matthes a pesar de su impecable semblante. Se nota la necesidad de alguno de sus discursos o algo que descentralice el papel de Ganz y el personaje de Goebbels es por ello el que más se presta a ello.


H. Himmler- Ulrich Noethen. Supone una recreación realista al extremo del físico del máximo mandatario de las SS. Quizás Noethen ostenta una envergadura mayor que la del Reichführer, pero el trabajo del equipo de maquillaje es notable, al menos no menor que el de Ganz. Por otro lado “El hundimiento” nos deja como buen legado una visión diferente de la figura de Himmler pues se nos muestra como una persona capaz militarmente (inicia las negociaciones con los Aliados por medio del conde Bernadotte), sagaz en lo político (asume las riendas ante el descalabro del Reich), inteligente en cuanto al oportunismo de sus actos y leal a su Patria. Muy reseñable las palabras que en cierto momento dirige a Fegelein, su adjunto, cuando éste le sugiere que las negociación unilateral supone alta traición: “Fegelein tengo otras preocupaciones; cuando me reúna con Eisenhower qué le parece más adecuado, ¿alzo la mano o debo estrechársela?”.


Eva Braun- Juliane Köhler. Dadas las limitaciones en cuanto a la intervención de su personaje, no puedo pasar sin mencionar lo correctísimo del papel de Juliane Köhler como Eva Braun, más tarde Eva Hitler. Representa la joven inocente, enamorada y entregada a su amor y a su líder que en su día fue.

Magda Goebbels- Corinna Harfouch. Personalmente creo que esta actriz representa, en su imagen y en su papel, incluso mejor que la propia Frau Goebbels todo lo que ella simbolizaba. Pese a su madurez, su belleza, inteligencia y fidelidad para con su país es un ejemplo de admiración. Sólo resulta un tanto fría en el momento de recibir el broche dorado con la insignia del partido que portaba Hitler a manos de éste, cuando en realidad, según Werner Naumann, secretario de Goebbels, se mostró henchida de felicidad. Por momentos se llega a percibir cómo la “madre de Alemania” muestra su total admiración por el líder nacionalsocialista, sentimiento que era recíproco, pues el mismo Hitler siempre ponía a Magda Goebbels como ejemplo de mujer. Todo lo que el partido le debía a ella, que era mucho, no merecía menos. Su historia ha sido denigrada por la trágica muerte de sus hijos cuya muerte bajo su propia mano sólo se puede entender desde los ojos de una madre. A ella rindió un sentido homenaje Gerhard Bolt, oficial de la Wehrmacht, en su obra “En el refugio con Hitler”, quien la describía como “animada y elegante” y que “hacía gala de una admirable fortaleza mental”.



LO PEOR DE LA PELÍCULA. A una obra cinematográfica de esta magnitud es difícil encontrarle defectos. Sin embargo sí es cierto que peca de ciertas carencias, muchas de las cuales son congénitas a la estructura y ambientación que se pretendió darle. La perspectiva claustrofóbica y el ambiente cerrado y agobiante con el que se pretendió, y logró de un modo holgado, imbricar la historia provoca detrimentos en otras cuestiones que, sin ir en detrimento de esa óptica angustiosa, podrían dar un mayor dinamismo a la película, al tiempo que ampliar la visión histórica. Así, no sería absurdo dedicar alguna secuencia a alguna de las señaladas victorias alemanas en las postrimerías de la contienda (para desesperación de los mariscales Zukhov y Koniev), como por ejemplo la victoria en Lauban, tal y como documenta el coronel von Luck en su obra Panzer Commander; tampoco sería irrazonable el recrear los avatares de los generales Félix Steiner, Theodor Busse y Walther Wenck, cuyas acciones mantuvieron la esperanza en el búnker en una hipotética reversión de la situación, tal y como se recrea en “El hundimiento”, pero de los cuales no se recrea más que la noticia de su fracaso.


Cabe señalar la escasa relevancia que se da a determinados personajes o la ausencia de alguno de ellos, así como el carácter aséptico de las relaciones entre ellos entre los que había abiertas disputas. Entre las ausencias señaladas puede señalarse la del Dr. Theo Morell, el “Doctor Pastillas” así llamado por Goering en atención al exagerado número de medicaciones que terminó por administrar a Hitler. En lo atinente a la discreción de personajes que no se preciaban de serlo destaca Martin Bormann, cuyo puesto como “mano derecha” de Hitler le hacía estar en constante conflicto con los altos generales de la Wehrmacht y con el propio Goebbels. También vemos el recelo de todos respecto de la figura de Hermann Fegelein y cómo este, por ser adjunto de Himmler, se escuda en tal condición para acallar las críticas. Otro que tiene un paso discreto por la cinta es Hermann Goering quien aparece para desaparecer, si se me permite decirlo así (el gesto ojeando el reloj es del todo sintomático).

Otra deficiencia menor, si se puede estimar como tal, reside en el hecho de que determinados momentos de la trama resultan tediosos y faltos de ritmo, posiblemente por ese apego histórico que se pretendió mantener como una constante, pero que, a efectos cinematográficos, lastra un tanto el resultado. No obstante, es una deficiencia muy menor.


COMPARACIÓN. Aunque en términos cualitativos e históricos resulte un film que apenas tiene parangón por lo notable de su resultado final, la comparativa con “Hitler: los últimos diez días” (1973) protagonizada por Anthony Hopkins es un lugar de paso obligado en cuanto constituye su más inmediato precedente. Aunque “El hundimiento” goza de un “mejor” Hitler por el soberbio e inmaculado papel de Ganz, quizás la perspectiva de su precedente de 1973 resulta más adecuada desde una óptica histórica por cuanto se realiza tomando como referencia a Albert Speer, ministro del Reich, y no a la simple secretaria Tradl Junge, dado que aquel, a diferencia de ésta, era conocedor de las confabulaciones que se producían a las espaldas del Führer en el ocaso del Tercer Reich, incluida la suya propia. Me permito obviar la comparación con “Hitler, el reinado del mal”, no sólo porque ésta trata los inicios del movimiento nacionalsocialista, sino porque lo hace desde un punto de vista prejuicioso hasta lo indecente, obviando todo hecho histórico.


HISTORIA. La caída y los últimos días de la Alemania de Hitler es un tema acerca del cual se han escrito muchas líneas y se han producido cientos de documentales y películas. Desde una perspectiva estrictamente histórica, “El hundimiento” ha sabido mantener la objetividad por bandera en su producción, hecho que no impide que caiga en alguno de los controvertidos axiomas históricos que se han mantenido en lo que al nacionalsocialismo se refiere. Como se ha dicho, ello le ha valido numerosas críticas al amparo de un supuesto maniqueísmo histórico y voluntad exculpatoria germana. Palabras vacías. Si hay algo que este film ha demostrado es el haber manejado documentación en su producción, cosa que quienes disfrutamos de la Historia agradecemos, pues no hay nada más fácil que explotar la sensiblería y el anti-nazismo gratuito basado en antojos históricos no demostrados. La valentía en ese sentido es plausible.


El carácter documental es muy acertado y sólo se ve lastrado por el hecho de que la terna de personajes que abarca es tan amplia que resulta imposible tratar las historias de cada uno de un modo lo suficientemente amplio, sobre todo en lo que respecta a la huida del búnker de cada uno de ellos.

En lo nuclear, la caída de Hitler, cuyo análisis va a centrar este apartado de carácter histórico, resulta bien recreada. Intentó dar órdenes a sus tropas hasta el último momento pero si muchas erraron fue, no tanto por supuestos delirios, sino por deficiencias en los sistemas de comunicación. De hecho, tal y como afirma Rojus Misch, muchas veces para saber si el ejército alemán mantenía una determinada posición el único criterio que se usaba era llamar por teléfono y si quien contestaba lo hacía en ruso ello implicaba que ya era territorio soviético. De hecho, la ofensiva que mantuvo la esperanza en el Führerbunker fue, no la de Félix Steiner como se repite varias veces en el film, sino la del general Wenck y su XII Ejército quien a pesar de lo que se dice en el film consiguió contactar con Theodor Busse y su IX Ejército y mantener una abertura en el cerco del Ejército Rojo y permitir la huida del máximo número de alemanes de las fauces bolcheviques y las masacres que causaban allá donde pisaban. Una vez cerrado el cerco ambas fuerzas, las de Wenck y Busse, se reunieron bajo la orden de romper las líneas rusas que rodeaban la capital alemana. Las posibilidades de éxito no eran demasiadas, pero existían (bien que en el filme parece tratarse de un mero delirio). Sólo la descoordinación entre ambas fuerzas de la Wehrmacht, que contaban aun con numerosos efectivos, y la descoordinación de éstas con las Waffen SS dieron lugar a que no se cumpliese el objetivo, situación agravada por las ofensivas de los mariscales rusos Koniev y Zhukov por sendos frentes, ansiosos por hacerse con alguno de aquellos prestigiosos ejércitos germanos, lo que dio lugar a la Batalla del Halbe. No obstante, Busse y Wenck consiguieron contactar con los americanos y salvar a muchos de sus hombres pese a no haber roto el cerco.


En lo atinente a la muerte de Hitler el número de especulaciones abiertas es grande. La opinión mayoritaria es que pereció por su propia mano junto a su esposa en el búnker y fue quemado en la salida del búnker que daba a los jardines del Ministerio de Interior. Es la opción más creíble, sobre todo teniendo en cuenta su testamento. Ahora bien, ciertos autores que han tratado seriamente el tema abren el abanico de posibilidades. La opción alternativa que goza de mayor peso es la que defiende la salida de un submarino U del norte de Alemania en los últimos días de la guerra, dirección argentina, capturado saliendo de tal país. La opción sería descartable de no ser por el hecho de que en la carta de embarque del mismo constaban, según esta línea de autores, 22 personas y abordo sólo había veinte. Además, los restos que las fuerzas rusas han guardado durante años como los últimos de Hitler (un fragmento de cráneo con un agujero de bala) en el mayor de los secretismos, en recientes (y presurosas por cuestiones de la burocracia rusa) investigaciones se ha probado no sólo que no pertenecían a Hitler, sino que pertenecen a una mujer. Ahora bien, la mayoría de los testigos han constatado la muerte de Hitler en el búnker.

Mucho se ha escrito, y mal, acerca del porqué de la lucha de las fuerzas alemanas cuando en realidad conocían que su destino era la derrota. No se rindieron nunca y ello se viene atribuyendo tradicional y falsamente al fanatismo de los soldados germanos. La razón no es otra que la del honor y lealtad que mantuvieron hasta la última bala y hasta el último blindado, no sólo por la defensa de su país frente a las hordas bolcheviques sino por la defensa de unos ideales que habían forjado y que decidieron defender con su vida. El honor en tan loable objetivo fue reconocido a través de muchos ejemplos como los pasillos de soldados que los americanos solían hacer a los altos oficiales alemanes (tal y como cuenta Helmut Libeskind) y la codicia de Zhukov y Koniev por derrotar el máximo número de Ejércitos alemanes. Este honor, compromiso y lealtar para con su patria se ven perfectamente representados en “El hundimiento” a través de la figura del general de brigada Mohnke así como en el general Weidling, y de ella se contagiaron miles de jóvenes alemanes que decidieron participar (nunca obligados) en la defensa de su país.


Un aspecto no reflejado en el film es el momento en el que tienen conocimiento del ahorcamiento de Mussolini y su amante y el bárbaro trato recibido por sus cuerpos, lo cual unido a las masacres y torturas que el Ejército Rojo iba dejando a su paso y a determinadas actuaciones discrecionales de las fuerzas Aliadas, provocó una interesante reflexión de Goebbels quien al respecto dijo: “¡Esa es la prueba, si es que hacen falta pruebas, de que no debemos caer vivos en sus manos! Si hubiéramos capturado a Stalin o a Churchill, el Führer los hubiera confinado honorablemente a algún castillo. ¿Acaso, pues, no somos nosotros, a los que nos llaman bárbaros, mejores personas después de todo?”. La Historia, muy al pesar de muchos, ha venido ha darle la razón al Gau. De hecho cuando el coronel Gunther Schenck intenta convencer a Hewel, el adjunto de Ribbentrop, de que el suicidio es una salida inútil y que las leyes internacionales le protegen por ser un diplomático uno no puede evitar recordar el final sufrido por Ribbentrop, que también era diplomático. Lo mismo que los generales Keitel y Jodel, ahorcados tras los "juicios" de Nuremberg pero declarados inocentes años más tarde. Hipocresías de la Historia.


APARTADO TÉCNICO. Se trata de otro punto merecedor de notables elogios. Pese al enorme trabajo documental que se presume tras el film, en ningún momento se busca hacer gala o una exhibición del amplio muestrario armamentístico que ostenta. Muy al contrario se busca dar un semblante de credibilidad técnica más que una espectacularidad armamentística, lo cual incide directamente en el realismo de las escenas de combate. Así en las fuerzas rusas, que aparecen de modo fugaz, vemos desde un T-34 con el cañón clásico de 76 mm hasta subfusiles PPSh 41 o rifles Tocarev o Mosin. En el bando alemán resulta notorio el excesivo número de MP 44 que ostentan las fuerzas alemanas que resisten, a las que acompañan, en un número razonable eso sí, subfusiles MP 40 y alguna que otra MG 42. De modo más anecdótico, en el jardín tras el búnker y en la ofensiva de los reservistas alemanes vemos un gran número de Panzerfaust: arma similar al bazooka con un potente explosivo de carga hueca capaz de destrozar un blindado y con un sencillo uso que permitió su uso por cualquiera que se prestara a utilizarlo para hostigar al enemigo ruso. Por lo demás, también vemos una reproducción de un Tiger alemán un tanto tosca pero certero en tamaño, cuyo comandante deja caer una simbólica y significativa frase para informar al Dr. Schenk acerca de la situación que vivía el Reich, pues señalando la salida del cañón del tanque le explica: “¿Ve eso doctor? Ahí se termina el Reich. Más allá es territorio ruso”.


ERRORES. Pese a la buena factura general no por ello los errores están aunsentes. Aparte de la ya mencionada superabundancia de rifles de asalto MP 44 también es manifiesto el superávit de uniformes de las SS, por lo menos en relación con el número de soldados y oficiales de la Wehrmacht que es muy escaso, por no decir prácticamente nulo. Es casi seguro que el número de combatientes de las SS era para entonces, y singularmente en Berlín, superior pero deberían mostrarse algunas fuerzas de la Wehrmacht habida cuenta de la importante presencia que tienen sus generales en la cinta. En lo que se refiere a las SS es imperativo señalar que resulta dudoso que fueran personajes de esas fuerzas, como el doctor y coronel Günther Schenck, quienes abogasen por la rendición y pusiesen una óptica moralista al fin de la guerra, precisamente ellos que juraron lealtad hasta la muerte como soldados de honor, tal y como replica un teniente al coronel. Quizás esa óptica fuese más adecuada en un oficial de la Wehrmacht. Tampoco, entre los soldados de las SS, se aprecia la presencia de los numerosos efectivos no alemanes  (escandinavos, checos, rusos...) que participaron en la defensa de Berlín, entre ellos varias decenas de españoles.


En otro orden de cosas, existen errores dispersos a lo largo del metraje. Uno de ellos es que, el estallido de cólera de Hitler ante la noticia de la imposibilidad de la ofensiva de Wenck (no de Steiner) que provoca y que “El hundimiento” recrea a la perfección (si bien la duración real fue de aproximadamente tres horas) en cuya terna de presentes no se encontraba el ministro Goebbels.

Otro error salientable es el referente a la muerte de Hermann Fegelein, que vemos como es capturado en un prostíbulo en estado ebrio. En realidad fue capturado en su casa y llevado al búnker donde fue encerrado durante unas horas y, tras confesar el conocimiento de los planes de su superior, se le dio muerte.

Un importante momento que no aparece es el nombramiento formal de Goebbels como Presidente del Reich y de Bormann como Presidente del Partido. Goebbels veía, aunque en el ocaso del Reich, cumplida su más antigua ambición a costa del defenestrado von Ribbentrop, con quien mantenía abiertas discusiones.

Error de menor calibre, en lo que a la película se refiere, es la recreación de la despedida de Hitler y el ministro Speer. Lo único correcto es que Speer acudió, poniendo en peligro su vida, al búnker para despedirse del Führer y confesarle que no había cumplido sus órdenes. Aunque en la película vemos como Hitler, enfadado, le niega la mano, consta que lo cierto es que le perdonó.

Al final se afirma que Martin Bormann se suicidó en la estación de tren el dos de mayo. Ello es absolutamente erróneo. Bormann se encontraba entre el grupo de huida dirigido por el general Mohnke, pero en determinado momento se alejó del grupo, acompañado del doctor Stumpfegger y Arthur Axmann, líder de las Hitlerjugend (Juventudes Hitlerianas), quien atestiguó que vió a sus dos acompañantes perecer bajo el fuego ruso cuando se intentaban cobijar tras un Tiger alemán. No obstante el cadáver de Bormann a pesar de conocerse el emplazamiento aproximado, no apareció hasta 1972 durante la construcción de una autopista, lo cual abrió las sospechas acerca de la sombra de la organización ODESSA (organización supuestamente dedicada a exiliar a líderes de la Alemania nacionalsocialista). Se ha defendido el exilio de Bormann en el Perú puesto que en su cadáver se encontraron restos de tierra que no se correspondían con la composición de la tierra que rodeaba su cuerpo y, en una investigación paralela llevada a cabo en Perú, fue encontrada una tumba perteneciente a un alemán, pero que, a la postre se demostró que había sido profanada y vaciada. La hipótesis del traslado del cadáver se deja a gusto del lector.

Un error que rompe con la general objetividad de la película es el testimonio final de Tradl Junge unido a las cifras de la guerra de los 50 millones de muertos y el mito de los séis millones de judíos, cuya autoría parece atribuirse en ambos casos a la exclusiva mano alemana en un minuto de film que rompe por completo el tono neutral tan logrado en todo el metraje anterior. Parece que se quiere impedir que el espectador saque otras conclusiones, es decir, se coarta su inteligencia. Grave error, sin duda.


FRASES. “Yo nunca pisé una academia militar y sin embargo yo sólo me las ingenié para conquistar toda Europa” Adolf Hitler. En plena culminación de su enfado el Führer pone de manifiesto la valía del soldado que combate con honor y lealtad frente al academicismo de la tradición prusiana, cuestión que pone en evidencia con una proverbial sentencia que no ha sido traducida tal cual al castellano, a saber: “Se hacen llamar generales porque han estado en academias militares pero lo único que han aprendido a empuñar son el cuchillo y el tenedor” (frente al “atarse los cordones de los zapatos” de la versión castellana).


PARA QUIEN. Para todos los públicos. Su carácter documental no empece lo más mínimo lo cualitativo de la película. Obviando el minuto final, la valía de Hirschbiegel origina una película que cuida mucho el apartado histórico, no ahonda demasiado en cuestiones emocionales y es exquisito en las escenas de acción pues no son para nada gratuitas. Es precisamente eso lo que hace de “El hundimiento” una cinta de sobresaliente factura y, por ende, recomendable para todos, especialmente quienes gusten del cine bélico en estado puro.


VALORACIÓN. Sobran las palabras. De matrícula en muchos aspectos y de notable en los menos. Los errores, algunos de ellos llamativos dada la carga documental del equipo de producción, no lastran demasiado el resultado general del film (obviando la secuencia final). Es por ello que no puede negarse que estamos ante una de las mejores películas bélicas de todos los tiempos, lo cual hace que merezca la pena verla una y otra vez. Es la más manifiesta evidencia de que cuando se pretende hacer buen cine bélico y se tienen medios, si no interfieren otras intenciones, el logro suele llevarse a cabo de un modo notable.

15 comentarios:

  1. Estupendísima película que deja por las nubes al cine alemán de los últimos años. Estoy contigo en que hasta ahora solo habíamos tenido buenas imitaciones de Hitler, mientras que con Ganz tenemos al mismísimo Adolfo en pantalla.
    Como siempre, poco hay que añadir a tu completísima crónica.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Buenas Piru.

    Lo que hace diferente y tan buena esta película, aparte de la carga documental, es la carestía en cuanto a prejuicios con que se elaboró. Es por ello que es, como dices, la película señera del cine alemán de los últimos años, y de Constantin Films en particular. Respecto al papel de Ganz, sólo hay que ver la película y sobran las palabras.

    Un saludo y gracias por el comentario.

    ResponderEliminar
  3. Hola, soy Kathy y desde Chile te escribo. Esta película se las muestro a mis estudiantes, pero no se cómo preguntarles sobre el contenido de la misma... me podrías ayudar? de antemano gracias

    ResponderEliminar
  4. Hola Kathy.

    Pues no sé como darte la más acertada respuesta acertada respecto a lo que me requieres, pero sí puedo decirte lo que yo considero al respecto. Creo que es, y por ello la considero una de las mejores películas bélicas de la Historia, un film que sin tapujos y fuera de todo prejuicio nos hace ver de un modo muy real la caída del III Reich no sólo en términos bélico-históricos sino también desde una dinámica psicológica al mostrarnos cómo van reaccionando cada uno de los líderes alemanes y cómo entre ellos van emergiendo desconfianzas que, de no ser por aquella circunstancia de la derrota, jamás se verían (véase la relación entre los oficiales de las SS y los de la Wehrmacht). Poner en relación aquello, las circunstancias históricas, con ésto, las de cada personaje, puede ser un buen punto de arranque. Pero, como te he dicho al principio, es una obra maestra (quitando el minuto final en el que nos ofrecen datos) y puede abordarse desde cientos de ópticas.

    Un saludo desde España.

    ResponderEliminar
  5. excelente la pelicula, pero quisiera saber algo más sobre las gabardinas de cuero que portaban los oficiales alemanes, fantásticas¡

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenas anónimo.

      Bueno, poco cabe indicar acerca de esas gabardinas de cuero más que el hecho de que responden, como casi todo en el film, a su genial ambientación en todos los aspectos, entre ellos, la vestimenta. Hay que decir que, sin embargo, en otros filmes se incurre en un marcado error en relación con ellas dado que se suelen identificar dichas gabardinas con la Gestapo y sus agentes secretos: el error reside en tal asociación y la identificación de dichos agentes que las portaban precisamente para pasar desapercibidos dado que las gabardinas de cuero eran la moda en aquellos años.

      Un saludo.

      Eliminar
  6. Hola, mi nombre es Pablo y te soy mis saludos desde el sur de Chile.
    Esto es lo que yo llamo una verdadera crítica, abordando todos puntos, analizando errores y virtudes, y lo mejor, con argumentos contundentes, los cuales comparto mucho. También de esta batalla, podría mencionarse el film "eine frau in berlin" "una mujer en berlin" que muestra los abusos del ejercito rojo en dicha ciudad, yo personalmente no la he visto, pero creo que es algo interesante a tener en cuenta.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Pablo.

      Gracias por tu comentario. Precisamente lo que se busca con este espacio es una crítica integral de las películas que se comentan, intentando acaparar todos los aspectos y perspectivas que no supongan una repetición de lo que Filmafinity y otras plataformas venden. Y, con tal objeto, tanto mis entradas como los comentarios vuestros, siempre tan acertados y oportunos, son pieza fundamental de este espacio. En lo que respecta a la película, si has efectivamente leído la crítica, poco más puedo decirte que estamos ante lo que se viene a conocer como un peliculón, una cinta pródiga en cualidades cinematográficas y profundamente regada de detallismo histórico.

      Un saludo, Pablo.

      Eliminar
  7. Interesante película sobre uno de los mejores estrategas militares, pero eso y nada mas, ya conocemos el resto hasta el general invierno, saludos.

    ResponderEliminar
  8. Buenísima película, la he visto unas cuantas veces. Si podría contestarme a una duda se lo agradecería: en la película aparece un personaje ,un médico creo, que se entrevista con Hitler para pedirle abandonar el búnker, Hitler se niega y después él hace estallar una granada cuando está cenando con su familia, provocando sus muertes ¿de quién se trata?

    ResponderEliminar
  9. Brillante, sumamente brillante. Eternamente agradecido

    Himmler es identico
    http://1.bp.blogspot.com/_p3Q0eKo0OeI/SdvDTynA6jI/AAAAAAAABMc/5pfTvwuC5_Q/s400/Heinrich%2BHimmler%2B-%2BUlrich%2BNoethen.jpg

    ResponderEliminar
  10. Brillante pelicula, lo mejor que he visto en mi vida acerca de Hitler y toda la jerarquia nazi y lo que realmente sucedio en esos dias asiagos para Alemania, una pelicula Neutral en gran parte y eso se agradece, pues no se caricaturiza a los personajes, tal como habitualmente lo hacen los Estadounidenses y que desvirtuan la historia. Aunque sea duro y muchos no esten de acuerdo con ese regimen, asi fue la historia nomas, asi sucedio en esa epoca y eso fue lo que paso Alemania cuando eligio ese destino. Neutral en todo sentido, creo es lo mas importante a mi juicio. Brillante.

    ResponderEliminar
  11. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  12. El "Mito" de los 6 millones de Judios? te refieres a toda la gente que fue asesinada por los Nazis.... un MITO? explicate

    ResponderEliminar
  13. Hablas del "Mito de los Judios"? explicate

    ResponderEliminar