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lunes, 21 de marzo de 2011

DE DUNKERQUE A LA VICTORIA (CONTRO 4 BANDIERE)


SINOPSIS. Es 24 de agosto de 1939 y en una cafetería parisina se reúnen un grupo de amigos que, in situ, se comprometen a reunirse allí de año en año en conmemoración de la amistad que los une. Pero el estallido de la Segunda Guerra Mundial trastoca sus planes y conduce a cada uno de ellos por caminos inesperados a través de diversos episodios de la contienda hasta la caída de París. El alemán Jurgen se alista en la Werhmacht; el norteamericano Brett (George Peppard) comienza a trabajar para la inteligencia militar americana. Maurice (George Hamilton), evacuado en Dunkerque, ingresa en el ejército británico; Rick se une a la RAF; Fabienne (Anne Duperey) se une a la resistencia francesa y Ray se hace corresponsal de guerra.

LO MEJOR DE LA PELÍCULA. Dentro de la mediocridad general del film puede llegar a salvarse el interesante punto de partida que plantea, aunque sea un tema bastante manido ya en el cine bélico: las paradojas del destino. Es curioso ver cómo el unido grupo de amigos se ve afectado por el estallido de la guerra y cómo asumen con resignación y más o menos éxito las circunstancias del tiempo que les ha tocado vivir. Sin embargo, este aspecto se ve trastocado por la forma en que se desarrolla la historia, con saltos en el tiempo y sin una estructuración lógica de la trama.


LO PEOR DE LA PELÍCULA. Casi cualquier punto de la película tiene cabida aquí. Un aspecto muy destacable a este respecto bien podrían serlo las escenas de combates aéreos en las que se observan los aviones de juguete empleados para su realización. Pero, por su constancia y peso a lo largo de la cinta, puede reseñarse lo tedioso del guión, acompañado de la escasa tensión y flojedad de las actuaciones. En muchas escenas se hace notoria la faltad fuerza interpretativa; a título de ejemplo pueden observarse en la carrera de barcas, que da comienzo a la película, unos rostros inexpresivos en un momento de máximo esfuerzo, o en los combates de aviones, cuyos pilotos parece que más que entrar en combate van a tomarse un café. Y si a ello sumamos un guión en su mayor parte sin creatividad alguna y con historias demasiado vistas y prototípicas como el animadversión padre-hijo o las relaciones amorosas imposibles, el resultado no augura nada bueno.


COMPARACIÓN. Resulta difícil encontrar películas que resulten tan pretenciosas en cuanto al objetivo que se proponen dado que es evidente que no se puede abarcar tantos episodios de la guerra sin saltarse determinados avatares o sin incurrir en imprevisiones. Y eso es algo que se nota en términos generales en la película y en cada detalle en particular. No obstante, las secuencias de los bombardeos y ataques aéreos, así como las escenas de la bolsa de Dunkerque, pueden asimilarse a lo que vemos en “La batalla de Inglaterra”; las acciones de sabotaje de los franceses pueden verse con mejor factura en películas como “El día más largo” o “Espías en la sombra”; las misiones tras las líneas alemanas recuerdan mucho a “Doce del patíbulo” o a “El desafío de las águilas”, salvando las diferencias, claro está. El carácter transversal que adopta el film, hace que se puedan realizar toda suerte de comparaciones en casi cualquier escena.


HISTORIA. El discurrir poco lineal y anárquico de las escenas históricas hace que todo resulte confuso e inconexo; las escenas históricas se mezclan con imágenes de época y con las historias de los personajes sin seguir un criterio lógico. Lo mejor que nos da esta película son precisamente esas imágenes originales que contribuyen, por poco que sea, a dar una mayor credibilidad a ese corte histórico que intenta mantener.



Tienen reflejo en la cinta momentos trascendentales como la caída de Dunkerque y la consecuente huida de la Fuerza Expedicionaria Británica (BEF), aunque los episodios de ataques aéreos son habitualmente exagerados dado que la orden expresa de Hitler y del alto mando era de no atacar al remanente expedicionario, en un gesto de amistad hacia los derrotados.

Asimismo vemos como se recrean los ataques sobre la capital británica, pero no se hace sino de un modo muy superficial, sin entrar en lo que supuso ni en su desarrollo, lo cual deja mucho que desear en términos históricos pero que resulta entendible dada la carestía técnica y presupuestaria de los productores.

Lo más destacable en términos bélico-históricos es la supuesta batalla de Saint Nazaire que se recrea. No es equívoco ubicar el enfrentamiento de las tropas aliadas con los blindados alemanes en esa zona del país galo. De hecho, aunque en la película nada se dice, bien podría tratase de uno de los combates entre las fuerzas del Tercer Ejército del general Patton (aunque en la película carecen de efectivos blindados) y el séptimo ejército del general Dollman, luego sustituido por el genial Paul Hausser. Pero había cientos de contiendas que pudieron recrear en territorio Francés, como Bastogne, Carentan o Saint Lo, para detenerse en una batalla en Saint Nazaire, donde sí tuvo lugar una importante batalla, pero naval, que sí sería digna de incluir, en la que los ingleses, para dañar el puerto de Normandía no dudaron en violar la normativa acerca de abanderamiento de buques so pretexto de introducir al Campbelltown lleno de explosivos en el puerto francés y hacerlo explosionar.


APARTADO TÉCNICO. Siguiendo la tónica general de toda la película, este apartado no puede ser más tedioso. Es aquí donde, en muchas ocasiones, puede verse la desidia en términos cinematográficos. El material salvable se reduce a unas cuantas ametralladoras MG 34 y MG 42 alemanas, sin muchas luces en sus apariciones, una ametralladora Vickers inglesa, unos correctos subfusiles Schmeisser y Thompson y las imágenes de los bombarderos Heinkel He111, particularmente efectistas en sus apariciones con sus tomas aéreas sobre Londres que elevan un punto lo decadente en términos técnicos de “De Dunkerque a la victoria”. El resto no merece sino figurar como errores, como los M24 y los M26 americanos con los signos de la Wehrmacht.

ERRORES. Como el catálogo de errores es interminable, en este apartado serán mencionados sólo aquellos que merezcan ser dignos de mención dado que se trata de una película cuyo metraje va de error en error sin el menor pudor.

Empezando por los combates aéreos, y obviando las imágenes de los aviones de juguete, resulta de lo más curioso ver cómo en el rodaje de la escena del ataque aéreo sobre Dunkerque se utilizaron aviones americanos Vultee Vengeance como cazabombarderos de la Luftwaffe y en el resto de la película se utilizan aviones Messerschmitt Me 109 haciendo las veces del Spitfire y el Hawker Hurricane ingleses. Nótese que tampoco se trata del modelo Me 109, sino de la versión española del mismo, los HA 1112 vulgarmente conocidos como “Buchones”. Al respecto de la escena de Dunkerque puede verse cómo la carga de bombas de los aviones no se termina nunca.


Otro error, por seguir con el análisis “aéreo” del film, si se me permite la expresión, resulta de la escena en que, habiéndonos situado en el año 1943, se anuncia un bombardeo masivo sobre Londres que, posteriormente, podemos contemplar. Ello supone un clamoroso error de documentación por cuanto los bombardeos alemanes sobre Londres ya habían cesado un año antes al menos.

Ya en tierra, un clamoroso traspié se comete cuando al coronel Jurgen de la Wehrmacht aparece repentinamente al mando de un blindado con un uniforme de comandante de blindado de las Waffen SS. Algo inexplicable. Más aún cuando, quizás por la facilidad de obtención del material, dirige una división de Panzers americanizados como el M24 Chafee o el M26 Pershing.

Por lo demás la plaga de errores se percibe, quizás más en el pequeño detalle. Así podemos ver cómo unos pocos soldados aliados destruyen una fuerza de entera de blindados alemanes, de los que algunos incluso se rinden sin entrar en combate; también observamos cómo en ese mismo combate, un pequeño contingente de paracaidistas salta en medio del fuego cruzado (algunos con coloridos paracaídas) y no sólo salen indemnes sino que dan un giro decisivo a la batalla (¿con qué armas?).

LA FRASE. “Perdóname, señor, pero ¿qué es una pequeña mentira en estos tiempos?” (Prelado parisino). Creo que es una frase que, sacada de su natural contexto eclesiástico, nos debe llevar a una honda reflexión para separar lo que en la Segunda Guerra Mundial fue fruto de la propaganda y lo que no, siempre obviando todos los prejuicios. Es algo que en los tiempos actuales sigue siendo válido y vigente. Pensar por uno mismo siempre ayuda a evadirnos de esas pequeñas mentiras que, de piadosas, tienen poco.


PARA QUIEN. Después de todo lo dicho es de esperar que el ávido lector crea que no se recomienda a nadie esta pseudo-película bélica de un pseudo-trasfondo histórico. Se salvan las escenas de los bombardeos aéreos con las vistas desde los He 111 para los que gusten de este tipo de escenas y la traca final de los blindados a duras penas, para los aficionados a los tanques. Casi dos horas de película que apenas ofrecen cosas que ver.


VALORACIÓN. Estamos ante una producción típica setentera cuyo pretexto era realizar una visión acerca de diversos episodios de la contienda bajo la excusa de una reunión de amigos, objetivo que a su equipo de producción le vino un poco grande de talla a todas luces. Como nota curiosa puede señalarse la presencia de George Peppard, más conocido en el mundo del cine por su papel de Aníbal Smith. Por lo demás poca originalidad en lo creativo, mediocre en lo técnico, baja calidad en las actuaciones y un resultado tosco en general; sería este un buen resumen de los que “De Dunkerque a la victoria” ofrece al espectador. Tiene un poco de todo pero no tiene nada.

3 comentarios:

  1. Esta pelicula fue rodada en parte en la Casa de Campo de Madrid. La última imagen corresponde a esto.

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  2. Buenas Anónimo.

    Interesante dato el que aportas. Cierto es, y yo no he caido en ello, que las últimas escenas en los jardines son claras a ese respecto. La lástima es que la película no esté a la altura del lugaren que se rodó. Gracias por el dato.

    Un saludo

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  3. parte de esta pelicula se rodo en la casa de campo de madrid y esos tanques son españoles no me acuerdo de que cuartel salieron jejejj lo que si me acuerdo es que unos cuantos figurantes que aparecen en esa escena eran soldados que estaban alli a la guardia de esos tanques pero la mayoria de ellos eran los sargentos y cabos que dejaban a los soldados la labor de proteger esos carros para salir en la pelicula

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